Un máximo de 10 alumnos por clase nos permite tener un profesorado cercano al alumno. Cada alumno es diferente y requiere una atención específica según sus necesidades. Los cursos son presenciales y la matrícula es GRATUITA.
Nuestra flexibilidad y variedad de horarios nos permite adaptarnos a tu día a día y posibilita que recuperes clases perdidas en otros turnos. Los cursos abiertos se pagan mes por mes, por lo que puedes ausentarte los meses que estimes oportuno o darte de baja cuando creas conveniente.
Nos adaptamos a cualquier nivel. Abarcamos desde la enseñanza de iniciación, donde te instruimos desde cero, hasta el asesoramiento a profesionales en activo. Contamos con un método de enseñanza propio que ha permitido a varios de nuestros alumnos dedicarse profesionalmente al mundo de la comedia.
El día a día nos trae múltiples actividades, por lo general problemas a resolver y planes a disfrutar. Para estas consignas, sirve la improvisación teatral.
La impro, además de favorecer tu agilidad mental, ya que te entrena para que en cuestión de segundos construyas una historia, te da la oportunidad de disfrutar como un niño dándole vida a todos los personajes que se te ocurran.
En una historia puedes ser una ejecutiva de alto standing que tiene que despedir a un empleado, un astronauta que ha perdido un brazo en una misión interplanetaria, un cura no pedófilo (de esos que escasean) que tiene que hacer un exorcismo, una niña que interrumpe una cita de su papá, un yonqui que orina en la calle, una novia a la que le acaban de pedir la mano, un boxeador famoso, un actor porno con grandes talentos, una monja entregada al amor del Señor (Jesús, para los no entendidos). Un militar exiliado, una sencilla mujer que se acaba de ganar la lotería, una bomba sexy en un spa, una estrella del rock en decadencia, una supermujer con el poder de eclipsar estrellas, etc, etc.
Muy fácil, para decir lo que en el curro no te atreves, para hacer lo que tus amigos no te dejan hacer y claro, para saber cómo se puede rezar con más devoción en el caso de que te toque el papel de la monjita jeje.
Las historias que se crean en la impro son todas de ficción, por ello es que todo es posible. La diferencia con el teatro convencional es que esta disciplina no utiliza elementos de utilería o vestuario, se crea todo a partir de la imaginación de los participantes. Para hacerlo verosímil se hacen sonidos y se construyen objetos y espacios invisibles.
Así que si no bastan las ventajas de volverse más ágil o más resolutivo en la vida cotidiana, tal vez te convenza la idea de ser protagonista de la historia que quieras ambientar, bueno, si quieres ser antagonista, también podrás hacerlo. Nosotros te ayudaremos 🙂
Uno de los juegos de calentamiento que hacemos en nuestras clases de improvisación teatral en PerformArt es el volcán. Consiste en formar un círculo entre los compañeros y hacer asociaciones de palabras cada vez que ponemos un pie adelante o un pie atrás (depende del volcán que estemos jugando): alguien dice una palabra y la persona de al lado dice otra que le haya venido a la mente con esta primera palabra, la siguiente persona relaciona con la última palabra dicha y así sucesivamente.
Por lo general asociamos las palabras según semejanza, contraste o contigüidad, pero podría establecerse cualquier relación entre ellas. Por ejemplo, si una persona dice: “negro”, la siguiente palabra asociada podría ser oscuridad y la siguiente: “nocturno”. Pero también podría ser: “blanco” y la siguiente: “ying yang”; no hay respuestas correctas o equivocadas, lo importante es que broten con facilidad.
Las personas asociamos naturalmente, al escuchar una palabra, al percibir un olor, al observar una foto, etc. Nuestra mente concibe una imagen de lo que percibe e inmediatamente después aparece otra imagen relacionada. Se trata de que esta conexión sea espontánea, que no se reflexione, que se diga lo primero que pase por la cabeza.
Con esta técnica se entrena la fluidez de ideas para la creación de una historia. Por tanto, es muy útil en la improvisación teatral ya que trabajamos contra el reloj, todas las ideas sirven, si desechamos alguna, perdemos tiempo y agilidad en la escena.
Pero asociar no solo nos sirve para la impro, asociar puede servirnos para volvernos más ágiles, para encontrar soluciones sin dificultad, para no bloquearnos ante un problema. Hacer asociaciones rápidas nos hace más creativos.
Y no olvidemos que la creatividad no es una virtud rara o propia de solo unos elegidos, todos somos creadores o al menos lo fuimos de niños. De adultos casi hemos perdido esa capacidad; sin embargo, podemos retomarla con entrenamiento. Nunca es tarde para asociar, entrenar nuestra creatividad e improvisar.