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FÓRMATE, EXPERIMENTA, DIVIÉRTETE
Haz realidad tus sueños artísticos en nuestro centro PERFORMART, la mejor academia de comedia, magia y oratoria de Barcelona. Nuestro trato personalizado y familiar te hará sentir como en casa.
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Un máximo de 10 alumnos por clase nos permite tener un profesorado cercano al alumno. Cada alumno es diferente y requiere una atención específica según sus necesidades. Los cursos son presenciales y la matrícula es GRATUITA.

Nuestra flexibilidad y variedad de horarios nos permite adaptarnos a tu día a día y posibilita que recuperes clases perdidas en otros turnos. Los cursos abiertos se pagan mes por mes, por lo que puedes ausentarte los meses que estimes oportuno o darte de baja cuando creas conveniente.

Nos adaptamos a cualquier nivel. Abarcamos desde la enseñanza de iniciación, donde te instruimos desde cero, hasta el asesoramiento a profesionales en activo. Contamos con un método de enseñanza propio que ha permitido a varios de nuestros alumnos dedicarse profesionalmente al mundo de la comedia.

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Entrevistamos a Silvia Hermida, una de nuestras alumnas más entrañables. A quien conocimos en nuestras clases de Hablar en público y la misma que continúa con nosotros en Monólogos cómicos e Improvisación teatral.

¿Cómo era Silvia Hermida antes de conocer PerformArt?

Desde siempre me gusta hacer reír pero antes me costaba exteriorizarme y solo mostraba mi lado cómico a mis amigos. En situaciones de menos confianza y nuevas para mí, solo estaba segura con las manos en los bolsillos, me invadían los nervios, me costaba expresarme, y sobretodo mirar a los ojos era todo un reto para mí.

¿Cómo es ahora?

Sigo con las manos en los bolsillos pero he notado que en estos años he hecho un cambio a nivel de expresión y desenvoltura bastante grande. Además tengo nuevas aficiones e inquietudes y puedo decir que me he subido a un escenario (varias veces ya) a hacer un monólogo, cosa que antes no me hubiera imaginado ser capaz de hacer.

¿Qué has aprendido en la escuela?

En la escuela he aprendido a improvisar, a escribir comedia y a doblar sillas del Ikea a dos manos.

Já! ¿Qué te gustaría seguir aprendiendo?

Quiero seguir formándome, salir cada vez más de mi zona de confort, pulir y mejorar mis textos, pero sobretodo seguir compartiendo grandes momentos de risas con los compañeros y profesores.

¿Qué es la comedia para ti? ¿Piensas dedicarte profesionalmente a la comedia?

Vi un tweet del gran Pepe Colubi que me gustó mucho que dice «El humor y la timidez generalmente se dan juntos. […] El humor es una máscara y la timidez otra. No dejes que te quiten las dos al mismo tiempo». Dedicarme a la comedia es un posible camino a tomar en mi vida que no descarto pero prefiero ir poco a poco y seguir aprendiendo.

Dime en una palabra ¿qué significa PerformArt para ti?

Familia

Me estoy desnudando y no tengo frío. Me estoy quitando capas y capas de algo oscuro y pesado. Un manto de invisibilidad… y de imbecilidad. Sí, porque he sido tan imbécil de creer que mis miserias son horribles y que había que taparlas mucho mucho para que no salieran a la superficie, pero ellas, más listas y rápidas que mi miedo encontraron una pequeña rendija llamada PerformArt y yo, la miedica pensé: » lo controlo » ¡¡ Ja !! Se ha hecho un boquete que ríete tú del agujero de Alcatraz…

…Se han escapao… y anda luciéndose por escenarios a través de una desvengozada Diva que les da alas…
Y resulta que eso que yo tapaba con mil capas estaba lleno de humor hilarante.

Sí, tengo ojos de búho, toda mi vida renegando de esta mirada mía tan extraña, y que a veces asustaba (que te mire un búho fijo…te cagas), ahora resulta que con las alas del humor es sólo peculiar.

Sí, soy una desorientada rayando la deficiencia y resulta que a la luz del foco y mi fugada Diva-Manager se convierte en genialidad.

Ya ha salido cuatro veces a escena de mano de un escapista profesional de traumas (siempre pide cuando llegas a su academia cinco líneas sobre tus complejos, traumas o ridículos) llamado Manu Pradas.

¿Mis traumas? Son unos vendidos, están haciendo cola ansiosos por salir a escena, han escuchado risas fuera y quieren contarle a todo el mundo su versión a través del humor.

Temo cuando esta Diva, saque la artillería pesada… Oh my God! que no tiene filtroooo!! Le encanta exhibirse y no tiene miedo al escenario…

Y por ahí andamos sueltos: una Diva acompañada de sus ex-traumas, haciéndose visible a través de los escapistas (Manu no está solo), David Simón y David Prieto lo acompañan.

Amenaza esta Diva con buscar más aliados.

Adela López Garcia

Para perder el miedo escénico, para retarse, para probar algo nuevo, para hacer felices a las personas, para convertirse en un profesional de la comedia o por error. Muchos son los motivos para iniciar un curso de monólogos cómicos.

Y así como distintos son los motivos, distintos son los alumnos, sus personalidades, anhelos y aptitudes. Además de aprender las herramientas básicas para construir un gag, en PerformArt hacemos comunidad. Y no es raro ser parte de un equipo en un lugar donde se encuentran nuestras risas, nuestros intereses en hacer reír y nuestros sueños.

Curso de monólogos cómicos en PerformArt

Cada uno trae su singularidad y al contrario de tener un maestro tajador que moldea a todos sus alumnos hasta hacerlos iguales, Manu (Pradas) nos hace sacar nuestra esencia, lo más peculiar que tenemos, lo que nos identificará como comediantes para, a nuestro modo, hacer reír. Es verdad que nos queda por ahí su sello inconfundible, ese gag que delata claramente que un texto ha sido “manuseado”, pero no se pierde lo que traemos, nuestra voz, que tan importante es.

Si ya comenzaste a escribir y en un momento ya no tienes ideas, también tenemos profes que nos hacen ver y enfrentarnos a nuestros textos desde otra perspectiva, David (Simón) es otro monologuista y gran improvisador teatral que nos hace virar nuestra mirada a otras opciones, abre el abanico de posibilidades con la dedicación y paciencia de quien pule una piedra hasta que aparece el brillante. De nuestro empeño y perseverancia dependerá que dejemos de ser las roquitas feas y toscas que todavía algunos novatos parecemos.

¿Y basta con tener un texto bien hecho para ser monologuista? no, para eso tenemos a David (García) profe de acting, David es un excelente actor que nos enseña las técnicas básicas que el trabajo escénico requiere. Un buen texto no se debería deslucir con un acting deficiente o inexistente, David pone al servicio de los alumnos su inagotable energía para hacernos brillar en el escenario.

¿Y qué nos queda a nosotros?

Existir, asistir y persistir. “El camino es largo y difícil” nos dicen los experimentados, seguro que cambiarán nuestros motivos y sueños en el tiempo, who knows? pero ahora estamos aquí, #performarteando.

 

Gely del Pilar

«Es que no tengo gracia» (yo mientras dudaba)… muchas son las excusas que utilizamos para mantenernos alejados de nuestros sueños ¿Seremos tontos? No, solo tenemos miedos. Miedo a ser juzgados, al ridículo, a ser rechazados.

En mi caso el miedo era incluso a llegar a clase, a escribir una línea, a leerla en voz alta, a entrar al salón etc. De hecho un simple “hola” me suponía un momento incómodo.

Algunas personas tenemos más exacerbados nuestros miedos; sin embargo, dar el paso a subir a un escenario, supone para todos una experiencia como mínimo retadora.

 

Enfrentar el miedo

Pero pararse frente a un montón de personas a realizar una obra, un monólogo, una presentación, es mucho más que una ocasión para enfrentar el miedo.

Es una experiencia donde escuchar las risas es poesía; sentir un aplauso es más que un bálsamo para el ego, es la señal de que a esas personas les divirtió tanto lo que dijiste, que decidieron regalarle una expresión más grande que su risa. Saber que tienes la atención de muchos pares de ojos sobre ti y un montón de par de oídos escuchándote es un regalo invaluable que el público te ofrece.

Ver entre ese público a tus amigos es un momento sublime donde cada célula de tu cuerpo salta de alegría, mientras tu cerebro te mantiene dentro de los límites prudentes de una sonrisa. Saber que esas personas han decidido desplazarse para ir a verte, incluso cuando ya lo han hecho antes, es una razón para recordar que la vida se nutre de pequeños instantes y maravillosas personas, formando grandes historias.

Desde que el guapísimo presentador pronunció mi nombre, sentí una inyección de adrenalina natural energizando mi cuerpo, poniendo punto final a las voces que minutos antes me decían: “¡qué coño haces aquí!”, y dando paso a esa sensación que indica que llegó el momento y es realmente fantástico.

Tomé el micrófono entre mis manos, un poco torpe, y empecé a soltar mi monólogo… escuchaba mi voz como el sonido del aire de una pelota que se empieza a desinflar, entre bajito y chichón, entre inseguro y rápido como si tuviera prisa por acabar. Pero esos pocos minutos de calentamiento pasaron y de repente me sentí dueña del lugar. El susto inicial se transformó en una avalancha de reacciones internas altamente excitantes.

Una vez terminado el monólogo, esos aplausos finales y alguno que otro silbido se sienten como la champaña en el pódium de una carrera de Fórmula 1. Es un instante gratificante tan corto que podría ser eterno. Sentí que a esa gente que me aplaudió la amaría por el resto de mi vida y podría fundirme con ellos y volverme uno, como el universo jajajajajaja.

Dicen que la felicidad no es estable, que se forma de pequeñas experiencias.

Para mí fue una experienciota y una sensación de felicidad que ni Coelho podría describir.

¡Gracias, Universo PerformArt!

 

Satori Vélez
«Sastoris»

Llego a casa al mediodía después de una mañana dura en el instituto, tenía toda la tarde por delante, aburrida y sin planes. Cuando me levanto de echar la siesta, digo: ¡hostia! podría ir a ver si hacen algún monólogo por Barcelona.

Empiezo a mirar por internet y como buen catalán que soy, me pongo a comparar precios hasta que veo uno de los más valorados al precio más bajo. ¡Bingo! ¡Lo encontré!

Fui a ver el show de Joan Natzari que se llamaba: Oye Siri. Salí encantado, sentía que había invertido bien mi dinero, menos mal…. Llego a casa y digo: caguen… Yo también quiero hacer lo que hace este tío. Empiezo a buscar información y veo un video de Joan donde recomienda la escuela PerformArt y desde aquel instante supe que tenía que ir allí a probar esa mierda.

Tal y como me imaginaba, me enganché a PerformArt, como un chicle a una mesa de colegio. Desde que empecé las clases a mitades de marzo, siento que mi vida ha cambiado, a mejor por supuesto… La gente es excepcional, la clases pasan rápido y mis ganas de escribir cosas aumentan en el día a día, como mis faltas de ortografía… Prometo no hacer más chistes absurdos. Hace un mes hice mi primer pase en el Medi, y la verdad es que fue una de las mejores experiencias de mi vida. Ahora siento de verdad que valió la pena ese dinero invertido en el show de Joan Natzari. Solo espero que haya más gente que sienta lo mismo que yo porque vale la pena…

 

Ferrán Aznar Tudó

 

Hace catorce meses comencé mi primer curso de monólogos en @universoperformart dejándome llevar por la recomendación de mi amigo Jose. Él era mi compañero y desde entonces le he ido hablando sobre mis avances y retrocesos. Le contaba sobre mis dificultades para escribir y sobre el miedo que me invadía al pensar en salir al escenario.

Una de las últimas veces le decía:

Brother, me da mucha vergüenza leer mis avances en clase, incluso minutos antes de que me toque, pienso: ¿qué chucha haces aquí? ¿quién te ha dicho que eres graciosa? no se van a reír, o sí, pero de ti, de lo mal que escribes, de lo mal que haces un gag, de tu falta de remates. Incluso una vez se me cruzó por la mente salir de la clase corriendo justo antes de leer lo que había escrito.

Y Jose me sonrió y dijo:

¡Ah!!! Gely, te pasa lo que a todos, te voy a contar el cuento del gato….

El gato del cuento era una herramienta, pero yo ahora asocio el miedo al no con un minino. La figura de este animal se me viene veloz a la mente cuando me comienza a invadir el miedo. Me pareció un cuento muy chévere y de gran aprendizaje. Es verdad que a veces nos perdemos grandes experiencias de la vida por no intentar.

A mí me tomó más de un año disminuir al gato. Cuando empecé llevaba poco más de un año viviendo en Barcelona, acababa de comenzar un curso de improvisación teatral y me había decidido recién a probar más cosas que me gustan. Estaba decidida, pero veía gatos por todas partes.

En Lima, donde viví once años hay hasta un parque para los gatos, hice un taller de crónicas, otro de dramaturgia, otro de contar anécdotas y aquí uno de guión. Buscaba, me doy cuenta ahora, un lugar para decir, un formato en el que pueda expresarme y pasarla bien haciéndolo. Lo encontré con los monólogos, pero no me atrevía por completo. Miau. Escribía muy poco, postergaba, rehuía, me gustaba mucho la idea de salir al escenario con un texto propio y saber qué se siente hacer reír a los demás, en serio, digo, con premeditación, alevosía y ventaja no por un lapsus o gesto involuntario gracioso. Pero no lo lograba concretar, había conocido al gato y hasta me caía bien.

Luego interrumpí las clases al mismo tiempo que seguía soñando con mi primer texto y salir al escenario. Este año las retomé y comencé a escribir, recuperé viejos apuntes y me enfrenté, finalmente, al gato (que cada vez me traía argumentos distintos, me decía que no haga nada, que no pierda mi tiempo, que no vale la pena, que no tendré éxito). Se me apareció en la primera línea escrita, en la primera vez que leí un párrafo en clase, en la segunda un poco menos, en la tercera menos, volvió a aparecer cuando leí mi texto a compañeros que no conocía, luego poco a poco se fue difuminando. Así, escribí, leí, edité, probé, edité y el mismo día de mi primera gala se me apareció de nuevo, enorme, hermoso, con enormes ojos, muy seductor y dispuesto a no dejarme probar. Lo miré de frente, no dejé de sostenerle la mirada hasta que se empequeñeció. Ahí, con el minino chiquitito pude por fin, pararme en el escenario y disfrutar.

No sé cómo describir exactamente qué sentí en ese momento, solo sé que vi al público, después de casi perder la vista con el foco gigante que te ponen en el Medi, y comencé a decir. Tal vez me relajé ante el nuevo tamaño del gato o tal vez ni pensé en él, pero fui yo y me encantó.

Ahora tengo muchas ganas de seguir, de escribir más cosas y de seguir probando, el gato sigue chiquitasho y tengo que aprovechar 😉

pd: Se necesita ayuda para combatir al gato y yo necesité mucha. Quiero agradecerles a todos, pero mencionaré a los que me vienen más pronto a la mente. Gracias, Pep, Jose, Marianne, Eileen, Joan y muchisísisisisisimas y especiales gracias a ti, Manu, no es fácil reducir a los gatos de todos los alumnos y tú eres un gran y necesario aliado para esto.

texto de @gelybr4
audio de @josehiguera