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Nos adaptamos a cualquier nivel. Abarcamos desde la enseñanza de iniciación, donde te instruimos desde cero, hasta el asesoramiento a profesionales en activo. Contamos con un método de enseñanza propio que ha permitido a varios de nuestros alumnos dedicarse profesionalmente al mundo de la comedia.

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Mucho hemos hablado en otros artículos de este blog de la enorme importancia de ACEPTAR las aportaciones, decisiones, iniciativas o ideas de nuestros compañeros durante el transcurso de una escena.

También en otras tantas hemos destacado la ESCUCHA como herramienta fundamental para poder hacer improvisaciones cortas con sentido, para que el desarrollo de la escena no se vea perjudicado con alguna descoordinación, para que la improvisación no quede deslucida por no reparar en algún detalle importante, por no atender a lo que se verbaliza en la escena, y cómo no, hay que estar ojo avizor al lenguaje gesticular del compañer@, por ejemplo:

¿Está manifestando tristeza?, ¿está enfadad@?, ¿nos hace un gesto para que nos acerquémos? ¿nos desafía con la mirada? ¿o es una mirada de complicidad?

Hay que estar muy alerta a todas esas señales, ya que en muchas ocasiones, no son tan evidentes como una frase y su entonación.

Alerta a todas las señales

Durante las improvisaciones NUNCA utilizamos objetos, pelucas, atrezo, ni escenografía, así que es nuestra imaginación la que debe suplir todos estos elementos, y debemos crearlo todo desde cero con el acting, utlizando nuestro cuerpo y nuestra voz.

Para recrear lugares, objetos, fenómenos diversos y poner en situación al público es imprescindible gesticular y obviamente hablar, pero también hay que aderezarlo con nuestra voz, esta última es un poderoso instrumento y gran aliada para dar imprescindibles matices, generar estruendos, sonidos o zumbidos, si estoy en una selva y hacemos el gorgoritar de la cucaburra, el parloteo de un loro, el rugir de un león mientras simulamos apartar la frondosa maleza con una cuchillo imaginario de grandes dimensiones, la puesta en escena se ve clara de forma casi instántanea.

Puede que algun@s os estáreis preguntando ¿y si no sé hacer ruidos, qué hago?
Pues NO TE CORTES, haz lo que puedas y lo que sepas, practicamente nadie sabe hacer todos los ruidos del mundo, pero sí que todos tenemos una base de datos mental de como suenan ciertos cachivaches o animales más cotidianos, seguramente no tendrás que imitar el sonido de una turbina nuclear, pero si te toca, desarrolla lo que la imaginación te dicte, dudo extremadamente que nadie en butacas levantará la mano para reprochar que ese sonido no se asemeja en realidad a una turbina nuclear.
El público mentalmente está jugando con nosotros y acepta que ese sonido inarticulado y confuso es esa turbina.

Dicho de otra forma, TODOS podemos hacer y simular ruidos, una bocina de coche, una puerta que chirría, teclear un ordenador, romper un cristal, un asno rebuznando… no importa que el ruido no sea fielmente el que en realidad es, y justamente eso, también forma parte de la improvisación, ayuda a la creación humorísitca que yace intrínsecamente en esa “mala” o justita imitación de un timbre, de ese disparo de escasa potencia, etcétera, pero que por otro lado pone tanto en situación al público y sonsaca alguna que otra sonrisa.

¡Ah, y suerte!.

David Simón
profesor de PerformArt y miembro de la compañía Improscritos